lunes, 30 de noviembre de 2009

Un poco de Historia…

Actualmente la trata de personas se ha convertido en una realidad cotidiana, se presenta en la televisión, en distintos programas, en las radios, en los diarios y en las calles, es una realidad que está en nuestras sociedades, genera violencia, corrupción y nos afecta a todos como seres humanos.
La esclavitud y la trata de personas son situaciones históricas que han acompañado al ser humano de formas diferentes y como expresión de distintas épocas en todo el mundo.
El término “trata” tiene una tradición que se remonta al periodo medieval, en el contexto de la lucha entre los reinos cristianos y musulmanes, cuando las personas adquirían la categoría de mercancía y bajo estas condiciones eran llevadas de un lugar a otro para su compraventa.
A finales del siglo XIX nace el concepto de “trata de blancas” para referirse al comercio de mujeres europeas hacía países árabes y orientales. Con el ascenso de las burguesías al poder, la conciencia de la ciudadanía y el discurso de los Derechos Humanos van generando una nueva conciencia colectiva que hace que los estados europeos proscriban la práctica del comercio humano, sobre todo desde la perspectiva de proteger a sus poblaciones. Surge así en 1.904 el primer “Acuerdo Internacional para suprimir la Trata de Blancas”; una legislación con los valores moralizantes de la época, que buscaba prohibir el tránsito de mujeres europeas entre fronteras para su empleo en la prostitución.
Realmente no se pretendía proteger los Derechos Humanos de todas las personas objeto de comercio y explotación, si no de proteger el concepto de moral pública y desde una perspectiva europea.
En 1.910 se reconoce que la trata puede darse al interior de los países y que se asocia, la percepción de la esclavitud a la de la explotación en prostitución, a través de la “Convención Internacional Relativa a la Represión de la Trata de Blancas”.
A esta Convención les siguen otras, como la “Convención Internacional Para la Represión de la trata de Mujeres y Niños” de 1.921, desembocando finalmente en la “Convención sobre la esclavitud” de 1.926.
El Artículo 1 de dicha Convención establece:
La esclavitud es el estado o condición de un individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos. La trata de esclavos comprende todo acto de captura, adquisición o cesión de cualquier individuo para venderle o cambiarle y en general todo acto de comercio o de transporte de esclavos
Tras la crisis de la Sociedad de Naciones, el fin de la Segunda Guerra Mundial y el proceso de nacimiento de las Naciones Unidas, se ve surgir una nueva concepción universalista de los seres humanos y de sus derechos. Nace así, en 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en su Artículo 4 establece:
"Nadie será sometido a esclavitud o servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas".
En 1949 aparece la "Convención para la Supresión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena", la cual no contiene una definición de la trata de personas y parte de un enfoque de criminalización de la prostitución basado en el concepto de prostitución como incompatible con la dignidad y el valor de la persona.
Hasta finales del siglo XX el concepto de trata seguía siendo difuso y sin definición oficial. Fruto de esta necesidad de abordar y definir claramente el fenómeno de la trata de personas, la comunidad internacional se da una oportunidad más en el año 2000 mediante la "Convención de Naciones
Unidas contra el Crimen Transnacional Organizado" y el "Protocolo Complementario para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños", abiertos a la firma de 148 países en Palermo, Italia. Hasta el momento, 147 países han firmado la Convención y 116 la han ratificado. Respecto al Protocolo, al 6 de Enero de 2006, 117 países han firmado y 95 lo han ratificado.

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